¿A tus hijos no les gustan las lentejas? A mi me pasó, ¡y es una lástima! Las lentejas son un alimento muy nutritivo. Dándole vueltas a este problema se me ocurrió que tal vez podría intentar cocinarlas de forma diferente, y así surgieron estas riquísimas albóndigas de lentejas.

Cuando mis niños las probaron fue un éxito total, y ahora es uno de sus platos favoritos. Y si les pedimos que nos ayuden a elaborarlas tendremos muchas ventajas a nuestro favor… ¡y no se podrán resistir a probarlas!
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Necesitamos…
- 500 g lentejas (para 4 personas)
- 1 o 2 cebollas, dependiendo del tamaño que tengan
- 1 calabacín grande (o 4 patatas medianas)
- 2 zanahorias
- 4 cucharadas soperas de copos de avena
- 2 huevos
- harina (preferiblemente harina de trigo integral)
¡Manos a la obra!
Ponemos las lentejas en remojo durante al menos 4 horas, y pasado este tiempo las lavamos y escurrimos. Las ponemos en una olla con agua y las llevamos a ebullición a fuego lento (si añadimos dientes de ajo y hojas de laurel quedarán aún más deliciosas).
Mientras tanto picamos la cebolla, la zanahoria y el calabacín (o las patatas). Pochamos la cebolla y añadimos a la sartén la zanahoria y el calabacín (o las patatas) con un pizca de sal. Cuando las verduras estén listas las retiramos del fuego y las ponemos en un recipiente.
Una vez que las lentejas estén hervidas las dejamos enfriar. Luego las mezclamos con las verduras y las dejamos en la nevera un par de horas. Finalmente añadimos los copos de avena y los huevos, y lo mezclamos bien. Este es el mejor momento para pedir la colaboración de los más pequeños, ya que ahora se trata de aplastar bien todos los ingredientes. Esto lo pueden hacer con sus manitas… ¡siempre y cuando las tengan bien limpias!
Al final nos ha de quedar una especie de pasta o masa. Si no se ve muy unida podemos añadirle un poco de harina.
Con la masa formamos las bolitas (podemos utilizar una cucharilla para tener una medida aproximada de cuánta masa necesitamos). Luego las rebozamos en harina, también con la ayuda de los niños: ¡disfrutaran mucho haciendo las bolas!

Una vez formadas todas las bolas las freímos en una sartén con suficiente aceite.
Mientras freímos las albóndigas podemos pedir a los peques que vayan poniendo la mesa. De este modo los tendremos ocupados, se sentirán útiles y cómplices de lo que sucede en la cocina. Así no solo tenemos ayuda, sino que se implicarán y estarán encantados de devorar las albóndigas… ¡aunque sean de lentejas!
Cuando las albóndigas estén fritas las sacamos de la sarten y las ponemos en un plato con un papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Bañamos las albóndigas en salsa de tomate ¡y ya están listas para comer!
Solo nos faltaría preparar un acompañamiento para las albóndigas. Van muy bien con arroz blanco (lo cual incrementa aún más su valor proteínico), o bien con unas patatas fritas que las hagan más atractivas todavía.
Algunas sugerencias más…
- Si las pensamos acompañar con patatas fritas, cuando hagamos las albóndigas es mejor emplear calabacín en lugar de patatas.
- En lugar de albóndigas, con la misma masa podemos hacer hamburguesas de lentejas. ¡También son un éxito total!
- Podemos aprovechar para hacer más bolitas de las que necesitamos, y dejarlas congeladas para otra ocasión.
- Las albóndigas de lentejas también están muy buenas si las hacemos en un guiso con patatas y guisantes. (En este caso también es mejor emplear calabacín en vez de patatas cuando preparemos las albóndigas.)
- En vez de que las albóndigas sean el plato principal, también podemos presentarlas como un entrante muy original.

Espero que a tus hijos les encanten tanto como a los míos. ¡Prueba de hacerlas y dime que tal te ha ido!